miércoles, 7 de diciembre de 2016

El videoclub, una reliquia del pasado moderno

Los locales de compra y alquiler de películas sucumben ante los avances tecnológicos.


Antiguamente, antes de la diversificación de internet en la sociedad, los videoclubes se postulaban como el gran negocio para la venta y alquiler de películas. En los últimos años, con la llegada de la red a gran escala, el negocio ha sido golpeado duramente y después de años luchando contra la piratería y la implantación de webs dedicadas a la venta y alquiler de películas dentro del marco legal, los videoclubes se han visto obligados a echar el cierre o a reinventarse a sí mismos en un último intento de supervivencia. Hablamos con Yolanda, propietaria de uno de los pocos videoclubes restantes en El Puerto de Santa María, en la provincia de Cádiz. Su establecimiento se sitúa concretamente en el barrio de Valdelagrana, y es conocido por el nombre de Diversity, antes VideoManía, siendo uno de los más longevos dentro del barrio. En él, combina la función de videoclub con el de papelería.
Recordemos que el número de locales en España ha pasado de 7.000 a 1.500 en menos de una década.
Para Yolanda el negocio de los videoclubs se encuentra totalmente muerto. El poco público que acudía a él supuso el tener que dejar las películas en stock. Antes, cuando se alquilaba más, solían pedir las últimas novedades, por lo que había que esperar el plazo estipulado por ley para poder recibir la película y posteriormente alquilarla. La sección de videoclub tiene apenas público hoy en día, en contraste con su época de apertura, allá por el 2000, siendo todo el local todo videoclub y sin combinarse con la papelería. Su negocio, antes conocido como VideoManía, se vio obligado por ello a cambiar su nombre por el actual. Con la incorporación del ADSL, ya en su primer año experimentaron una caída de un 40% en ventas, incluso sin disponer todo el mundo de este servicio. “Diversificar o morir”, nos dice. “La gente no se ha concienciado de que descargar una película de internet es ilegal, pero lo ven tan a la mano que piensan que es algo normal”. Yolanda entiende que las nuevas generaciones no vean al videoclub como un recurso para la obtención de películas, incluso ofreciendo todo tipo de ofertas para incitar a acudir al público joven, pues estas se encuentran a la carta en la web. Antaño, su videoclub se basaba prácticamente en la venta y alquiler de películas,  si bien combinó hasta cierto punto la reparación de CD´s y la venta y alquiler de videojuegos, a diferencia de otros videoclubes que combinaban su principal oficio con la venta de chucherías, por ejemplo.


-¿Qué opina respecto a las nuevos “videoclubes” online, como Netflix?
-“Es mucho más caro que alquilarlo en un videoclub a los precios que lo hacíamos aquí en Cádiz. En Madrid, por ejemplo, te metías en una de estas franquicias enormes –no voy a decir nombres- y te valía un alquiler 4,50 euros para un día y era un disparate, si te la llevabas para el fin de semana era 6 euros. Tengo amigos madrileños que venían aquí de vacaciones y alucinaban. Yo tenía películas a 1,50 euros y 2 euros las novedades, por lo que se llevaban 7 u 8 películas para un fin de semana. En Cádiz hemos estado muy limitados por la competencia desleal de otros videoclubes que empezaron a tirar el mercado, por lo que te adaptabas o no alquilabas.

-¿Iba bien el negocio con el alquiler de ventas y películas, o experimentasteis dificultades?
-“Yo te digo la verdad, no me equivoqué ni en la zona ni en el negocio. Mucha gente me decía que para qué me venía a Valdelagrana pudiendo quedarme en El Puerto. Pensé que si vivía mucha gente y la zona carecía de un servicio de alquiler de películas, en vez de tener que coger el coche e irte hasta El Puerto, pensé que el que vivía aquí me la alquilaría a mí y no tendría que ir hasta allí. He llegado a tener colas alucinantes que yo no me esperaba. Problema: la tecnología avanza y se comió este negocio. Yo estuve 3 o 4 años que íbamos muy bien, también por la inversión que yo hice aquí, pero nos iba bien. A lo justo empecé a meter papelería y tuve una etapa de unos 3 años en los que la papelería la trabajaba en invierno y el alquiler cuando la gente tenía vacaciones, dado que muchos carecían de internet en sus casas. La llegada de internet nos perjudicó y la papelería se ha comido al videoclub. Ahora liquidamos las películas a 1 euro para ti, para siempre.

-¿Sigue acudiendo gente a alquilar o comprar películas?
-“Al que viene a alquilarla le digo que se le la lleve por un 1 euro y que no la devuelva, porque ya qué le voy a cobrar, no cobro ni alquiler por quitarme el stock de más de 5000 o 6000 películas entre las estanterías y las cajas que quedan en vez de tirarlas.”

-¿Alguna manera de replantear el negocio de cara al futuro?
-“Replanteándolo vivo. Ya me he convertido en Diversity, he transformado el videoclub poco a poco y hemos ido dando muchos servicios dentro del local, y a lo que la gente me va demandando, voy ofertando. Tengo camisetas, vinilos, sellos de caucho, impresión… etc.

-¿Entonces no ve de cara al futuro un modelo sólido de videoclub?
-“No. Por mucho intento que tú hagas es imposible. El cajero automático 24 horas que teníamos murió y el negocio no tiene futuro. Ni en videojuegos ni nada, y es que a través de internet se hace todo. No se puede competir contra ello, es una bola.”

Yolanda reconoce sentir nostalgia por su negocio anterior, pues aun conservando el mismo local y teniendo buenas ventas desde su conversión a la papelería, admite que el videoclub que le llevó a convertirse en uno de los lugares de mayor reconocimiento del barrio es hoy en día uno totalmente diferente, y cuyo pasado solo conocerán los más mayores y jóvenes que tuvieron la suerte de poder visitarlo. 




Fuentes consultadas:
http://www.elmundo.es/madrid/2014/07/26/53d3eef9e2704e54248b4580.html

http://elpais.com/diario/2007/01/18/ciberpais/1169088022_850215.html

http://www.abc.es/cultura/cine/20131014/abci-videoclubs-crisis-online-201310111701.html

http://www.elmundo.es/papel/historias/2016/05/29/5748334ae2704e88078b4624.html

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